"Fábricas
recuperadas que aprendieron a caminar solas" Rocío Carrosso.
El movimiento de empresas recuperadas calcula que siguen funcionando 150
fábricas reabiertas que emplean a 13 mil personas. Los trabajadores de Maderera Córdoba, la Textil Brukman, Gráfica Patricios, la Ceramista Zanon y el Hotel Bauen cuentan los
avatares de esa lucha.
A las ocho abren el local y encienden las máquinas del taller, que está en los
fondos del edificio. El olor a aserrín, a madera recién cortada marca el
comienzo del trabajo. “Vengan temprano para hablar tranquilos; a las diez ya no
se puede”, había advertido el día anterior, al combinar la entrevista,
Guillermo Sabatella. No exageraba: incluso antes, desde las nueve de la mañana,
empiezan a llegar clientes al local. Vienen a retirar pedidos de molduras, una
de las especialidades de la casa, y muebles. En los mostradores, dos hombres y
dos chicas se reparten en la atención al público, mientras al fondo los
talleristas avanzan con los encargos. En Maderera
Córdoba trabajan veintidós personas, catorce más que las que recuperaron la
empresa tras su quiebra, a mediados de 2003. El lugar tiene el sello de un
movimiento que está demostrando, con el paso de los años, su capacidad para
mantener los puestos de empleo. Desde que a principios de la década se
empezaron a recuperar fábricas, casi ninguna cerró. Tampoco redujeron personal;
por el contrario la enorme mayoría lo ha incrementado.
En esta cooperativa de trabajo –ubicada al 3100 de la avenida Córdoba– no
hay trabajadores tercerizados, sino que todos son socios: los carpinteros,
los administrativos, los de ventas y hasta la mujer que hace la limpieza. Están
ganando, en promedio, unos tres mil pesos por mes.
Como en casi todas las cooperativas de este tipo, al tomar más personal dieron
prioridad a los hijos y familiares de los fundadores, aunque también ingresó
gente que no estaba vinculada. Sabatella fue uno de los que tomaron la empresa
para reabrirla bajo el modo autogestivo. Dice que siempre supo que la maderera
iba a caminar.
¿Es difícil administrar una empresa con una cooperativa? “Sí –dice–.
“Hay que ponerse de acuerdo en cómo repartir utilidades y hay que convencer a
todos de que es necesario reinvertir. Eso es lo más difícil, todos los años.
Pero bueno... nosotros somos una cooperativa de trabajo y el objetivo social de
una cooperativa no es acumular sino dar más trabajo, sacar más gente de la
calle.”
El acaba de terminar un mandato como presidente de la cooperativa. Inquieto,
organiza una recorrida por el taller mientras enumera los lugares que han
encargado trabajos a la recuperada: el Teatro Colón, la Corte Suprema, la
Universidad de Buenos Aires, el Jockey Club. La ventaja que tienen, revela, es
el conocimiento del oficio, una calidad técnica que por lo visto está por
encima de la que ofrecen los supermercados de la construcción. Capacitaron a
los nuevos en el trabajo con la madera y ahora, por lo que se ve, también están
dándoles aire a los más jóvenes en la gestión. El sucesor de Sabatella en la
presidencia de la cooperativa tiene sólo 26 años. “Carlitos Ocampo”, lo nombra,
y una de sus compañeras corrige: “Carlos”. Sabatella asiente y completa: “El
chico se animó”.
Trece mil empleos
Según estiman en los movimientos de recuperadas, las 150 fábricas reabiertas en
la Argentina bajo esta modalidad hoy dan empleo a 13 mil personas. Aunque el
fenómeno tuvo su pico a principios de la década, como respuesta a la crisis del
2001, en los años que siguieron el proceso no se frenó. En la actualidad hay
varias en vías de recuperación: el Club Comunicaciones, Indugraf, la gráfica La
Unión son algunas de ellas. Otras, como la fábrica de fiambres Torgelone, ya
están produciendo.
Brukman fue el símbolo del movimiento, la recuperada que tuvo mayor
exposición pública y la que, en el fragor de los nueve meses de acampe que
debieron hacer las trabajadoras para volver a entrar a la textil, tuvo tal vez
la mayor politización. En las asambleas se discutía no sólo cómo reabrir la
fábrica, sino qué debía o no debía ser una recuperada en su relación con la
sociedad y el Estado. Las costureras que habían tomado la fábrica un 18 de
diciembre del 2001 con la pretensión de cobrar sus sueldos terminaron como
figuras del movimiento, disputadas además por los partidos de izquierda. Celia
Martínez fue candidata a diputada, “una militante a tiempo completo”, recuerda.
Matilde Adorno era la otra figura de la carpa, también muy activa. No había
universidad, marcha o conflicto que en ese tiempo no las tuvieran, contando su
caso y tratando de contagiarlo. Ahora, cuenta Celia, casi no participa.
“Estoy metida en el trabajo y en casa, con los nietos.” En general, a todas sus
compañeras les pasó lo mismo.
No fue el único cambio. Es viernes, son las tres de la tarde y a la textil de
la avenida Jujuy al 500 entra un cliente. Un tipo alto, gigante: no menos de 2
metros y 120 kilos. Matilde lo invita a pasar.
–¿Viene del ministerio? –le pregunta.
El hombre dice que sí. Ella se toma su tiempo para observar su altura, como
calculándole la talla, y finalmente lo reprende: –Si sabía, no lo dejaba
entrar.
Brukman acaba de hacer un acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Social para
venderle un lote de su producción. No mucho, cuentan las mujeres, por ahora son
50 trajes para sus empleados.
“Esperamos poder ir más allá. Con esto ya movimos un poco la producción, porque
estaba todo muy parado”, señala Celia. El principal problema es que la firma
que les encargaba trajes a façon, y en grandes cantidades, empezó a importarlos
de China.
“Salimos a golpear puertas para conseguir más trabajo. Todas las cosas van cambiando
y uno tiene que aceptarlo; si hay que ir a tocarle la puerta al gobierno, lo
hacemos”, resume. Matilde coincide en que por efecto de la crisis internacional
hay menos pedidos, pero se muestra más optimista en que las cosas repunten.
Aquí venían cobrando sueldos de 360 pesos por semana, pero ya no pueden
sostener ese nivel. Incluso así han mantenido todos los puestos de trabajo, ya
que sólo se fueron un par de personas que se jubilaron. Con mucha gimnasia para
enfrentar las crisis, buscan ahora una salida diversificando la producción.
Tienen el proyecto de adquirir, con financiamiento estatal, máquinas para
confeccionar remeras y buzos. Y se están capacitando con el INTI en
administración.
Una buena es que el gobierno porteño ya hizo una oferta para pagar la
expropiación. “El Banco Ciudad tasó a Brukman en tres millones y medio de
pesos”, detalló el abogado Luis Caro. El síndico y los acreedores reclaman más
del doble, por lo que el proceso para traspasar la fábrica a la cooperativa
llevará todavía tiempo. Pero que haya una oferta impide que se dé marcha atrás
en la expropiación o que, como pasó hace poco con Transportes Rabbione, la
Justicia dicte la inconstitucionalidad de la ley de expropiación.
Caro agrega que como en el caso de Brukman, también se ha avanzado en empezar a
pagar otras expropiaciones de recuperadas porteñas. La imprenta Chilavert, la
Maderera Córdoba (en forma parcial) son algunos de los expedientes en los que
el Estado ya depositó dinero.
De todas formas, en las recuperadas se quejan de que el trámite sigue siendo
extremadamente lento. Reclaman también, como medida de fondo, la modificación
de la ley de quiebras para que en caso de crisis o vaciamiento los trabajadores
puedan autogestionarse sin trabas. La ley actual dispone todo lo contrario; en
caso de quiebra, le dice al juez que debe hacer el inventario, desalojar la
fábrica y clausurarla.
Trabajar asociadas
Gráfica Patricios, en Barracas al
sur, está en una posición intermedia. Ni tan bien como Maderera Córdoba ni tan
afectada como Brukman. Gabriel Rojas hace de guía en la visita por la enorme
planta que en otros tiempos imprimió diarios como Sur, El Cronista, Página/12 y
la versión local del diario español El País. Hoy sus 60 trabajadores editan
revistas y folletería. “Estamos trabajando bien, aunque con la crisis los
proyectos de crecimiento quedaron en stand by”, define.
Para fortalecerse ante las dificultades del proceso de expropiación (que
incluyó que los trabajadores fueran acusados de usurpación), la cooperativa se
abrió al barrio. En su edificio instaló un bachillerato, un programa de
educación para adultos y una FM, Radio Gráfica, que emiten el 89.3 del dial,
sostenida por un colectivo de comunicadores.
En los últimos meses, además, armaron con otras empresas del rubro una red de
cooperativas gráficas, que se asisten mutuamente. Rojas apunta: “Creo que
entramos en otra etapa, que vamos a ir hacia el trabajo en red, porque solas
podemos andar, pero asociadas con otras cooperativas vamos mucho más rápido”. No
descarta que la nueva crisis haga nacer otras recuperadas. “Todo el mundo se da
cuenta de que son una respuesta viable. Todas las experiencias que arrancaron
desde la incertidumbre total, hoy están funcionando. Nosotros somos la muestra
de que siempre hay que aguantar, porque las crisis pasan.”
En los movimientos de recuperadas hay matices en el diagnóstico de la situación
actual. Caro cuenta que en los sectores más afectados, como las
autopartistas, hubo casos en que tuvieron que adelantar las vacaciones por
falta de producción, y que en cambio están fuertes las que producen alimentos o
artículos de primera necesidad. Fabio Resino, del Hotel Bauen, resalta la
defensa del trabajo como la principal fortaleza de las recuperadas en este
nuevo escenario. Y propone volcarlas al mercado interno. Desde Zanon, Raúl
Godoy define así la mirada de los ceramistas: “La crisis nos abre un debate,
porque nosotros recuperamos la fábrica para tenerla abierta, dando trabajo. No
podemos ser los que la paremos, nuestra principal ventaja es nuestra historia;
vamos a pelear con todo para mantener los niveles de producción”.
En estos tres testimonios sobre fábricas recuperadas,
podemos observar tres realidades distintas. Para empezar contamos con la
maderera, la cual pasa por una buena situación económica hoy en día, y que cree
que fue un gran acierto recuperarla. Llena de trabajo y contando con los mismos
socios que se recuperó, la fábrica funciona bien y con mucho trabajo que le da aún
más renombre y experiencia.
Luego tenemos otro testimonio, el de la fábrica textil a
quien el día a día se le hace más difícil. Recuperar una fábrica no es fácil,
todo comenzó con empleadas reclamando su sueldo, esas mismas empleadas luego serían
quienes toman las riendas del proyecto de recuperarla, quedando en el foco del
asunto. Este caso fue un caso muy conocido y politizado. El Estado propuso una gran cifra por la expropiación
de la fábrica, la cual se evaluara con los asociados y se definirá el destino
de ella.
Y por último tenemos un gráfica, que tiene como posición económica
un nivel intermedio, no le va tan bien como la maderera, ni sufre la situación del
textil. Esta grafica sufrio grandes conflictos con los ex patrones de la fábrica
cuando decidieron recuperarla. A pesar de todo, hoy en dia, aunque todo arranco
con una gran cuota de incertidumbre, todo funciona, de apoco pero funciona.
En la
Zona Sur del Gran buenos Aires, mas precisamente en Quilmes la
Universidad de Quilmes esta "ayudando" a Tres Fabricas en Proceso de
Recuperacion, Ellas son "Envases del Plata" Ubicada en Bernal. Febatex
ubicada en Quilmes Oeste (R. Lopez casi Av. la Plata) y Massuh ubicada
tambien en Quilmes Oeste (Camino Gral. Belgrano y Triunvirato).
http://www.taringa.net/posts/info/2035533/Fabricas-recuperadas-que-aprendieron-a-caminar-solas.html